Capitulo dieciséis
Ya habían pasado dos días desde la última vez que
vi a Andy. Por la noche me pareció verle desde la ventana. Seguramente estaría
vigilando. Le llame varias veces pero no me contestaba simplemente lo único que
hizo fue enviarme un mensaje que decía Será
mejor si no nos vemos en persona a solas. Si te pasa algo grave llámame pero
sino no lo hagas. No quiero estropear tu relación con Ángel.
No podía quitarme de la cabeza esa noche y no por
lo que hizo Jack sino por Andy no podía olvidar sus besos y la forma en la que
me miró cuando me aparto.
Ayer Ángel vino a pedirme perdón por lo que hizo
pero me costo mirarle a los ojos después de lo que hice y finalmente le perdone
sin poner ninguna pega aunque estaba enfadada muy enfadada con él después de lo
que hice sería muy estúpido no perdonarle por mi parte. Por un momento estuve a
punto de contárselo pero no me atreví. Si no se entera mejor, porque le conozco
y querrá partirle la cara a Andy y se que mi novio es como una mosca para Andy
porque se lo podría cargar en un momento. Al final solo fue un beso y no paso
nada más aunque si no se hubiera ido seguramente las cosas habrían ido a más.
Se que yo habría sido capaz de ir mucho más lejos que con mi novio porque sería incapaz de
negarme a Andy porque es una cosa que siempre había deseado y le conocía muy
bien. Aunque no habría sido propio de mi haber hecho eso sería otra excepción
como el beso.
-Cariño
¿qué estas pensando?-me dice Jessica alzando las cejas.
-En
nada-le digo con una risa tonta mirando hacia otro lado.
-Tú
me estas ocultando algo y lo noto-me dice acercándose a mí.
-Te
lo voy a contar pero con una condición.
-¿Qué
condición?-me pregunta.
-No
se lo tienes que contar a nadie y en cuanto a nadie eso incluye a tu novio.
-Vale
¿qué es?
-Andy
me beso.
-¡Qué!
¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Besa bien?-dice pegando un
brinco en el sofá- Es que lo sabía,
sabía que algún día pasaría.
-El
otro día cuando Jack se hizo pasar por Andy, ya sabes que avisé a Andy y vino.
-Si,
sigue. Cuéntame todos los detalles-me dice.
Le conté todo lo que paso y se quedo alucinando.
-Tienes
que dejar a Ángel y te tienes que quedar con Andy.
-No
tonta. Quiero a Ángel es mejor si dejó las cosas como están con Andy-le digo aunque
no he sonado muy convincente.
-Yo
te he dado mi opinión tu haz lo que quieras.
-Me
tengo que ir he quedado con Ángel.
-Recuerda
que tienes que estar en casa antes de que oscurezca. ¿Dónde estaréis?-me
pregunta.
-Supongo
que iremos al cine y daremos una vuelta-le digo.
-Vale,
si notas algo raro no dudes en llamarme. Quién sabe si ha contratado a alguien para
que te siga. De todas formas
estaré cerca de ti.
La tarde se me paso lenta la verdad aunque me lo
pasé bien. Hicimos justamente lo que le dije a Jessica. Ir al cine y a dar una
vuelta de todas formas no había muchas cosas para hacer. Cuando estaba con el
no paraba de tocar el colgante que me regaló Andy por mi cumpleaños.
Prácticamente no me lo podía quitar de la cabeza. Él quería que me quedase más
rato pero ya era tarde y me tuve que ir. Parece que todo había vuelto a la
normalidad entre nosotros dos aunque me sienta un poquitín mal. No puedo hacer
nada para remediarlo lo hecho, echo esta. No hay vuelta atrás.
Al llegar a casa me aburría un montón ya que Vicky
no estaba se había vuelto a ir unos días por trabajo. Había una convención de
tatuadotes en Nueva York y no se la quería perder. Y como faltaba una hora para
que anocheciese decidí salir a dar una vuelta y como casualmente estaba cerca
de la casa de Andy decidí pasarme para ver como estaba. El casualmente no fue
simplemente casualidad quería verle así que me arriesgue. Cuando llegue a la
puerta llamé un par de veces y me abrió la puerta y parecía molesto.
-¿Qué
haces aquí? Te das cuenta de que hora es-me dice y me coge del brazo y me mete en casa. Antes de cerrar la puerta se asegura de que no hay nadie.
-Quería
verte.
-Te
dije que no sería muy buena idea que estuviéramos a solas-me dice frunciendo el
ceño.
-Pero
si no estamos solos, esta el gato-le digo con un pequeña sonrisa. Se que estaba
cabreado pero lo que le acababa de decir le había echo gracia porque pude notar
como intentaba contener la risa.
-Imagina
que no llego a estar en casa ¿qué haces? No te habría dado tiempo a volver.
-Pues
seguramente me habría ido a casa y si me daría
tiempo.
-Dios-dice
poniendo los ojos en blanco.
-No
te enfades. No he venido a hablar sobre lo del otro día. ¿Es qué no podemos estar como antes? Como dos amigos normales.
-Si
pensabas que estaba dispuesto a hablar sobre eso te equivocas.
-¿Por
qué?-le pregunto.
-Porque
no y no me hagas discutir que no tengo ganas-me dice casi gritando.
-Si
vas a estar así conmigo será mejor que me largue-me doy la vuelta y voy a abrir
la puerta pero entonces me coge de la cintura y me hecha hacia atrás.
-Tú
no te mueves de aquí-me dice susurrando en mi oído. Y me estremezco.
-Idiota-le
digo y me aparto.
-Enana-en
cuanto me dice eso le saco el dedo del medio y le fulmino con la mirada.
-¿Tienes
hambre?-me pregunta.
-No
quiero nada-le digo y justo me suenan las tripas.
-Vale
lo tomare como un sí, tu estómago ha hablado por ti-dice riéndose.
Le
dije que no quería nada porque en ese momento estaba enfadada pero mi estómago
me delató. Cenamos alitas de pollo y patatas fritas. Realmente le salieron muy
bien. Según él las alitas de pollo eran su especialidad y no puedo negarlo.
-¿Qué
miras?-me pregunta. Él esta sentado en la otra punta del sofá con las piernas abiertas fumando un cigarro.
-¿Es
qué ahora tampoco puedo mirarte?
-No-me
dice y gira la cabeza y sigue viendo la televisión. Puedo ver como sonríe. Me
esta tomando el pelo.
-¿Por
qué estas tan borde conmigo?
-No
lo estoy.-me dice y mueve la cabeza en señal de nega-ción. Odio cuando se pone
así se perfectamente que me esta
mintiendo. Esta borde y punto.
-Mentiroso-le
digo y me siento junto a el y apoyó la cabeza en su hombro.
-Te
dije que sería mejor que no estuviésemos solos-me dice. Gira la cabeza en mi
dirección y me rodea con el brazo
-¿Por
qué?
-Por
lo que pasó el otro día. No quiero que se repita.
-Yo
no hice nada fuiste tu el que me cogió y me empezó a besar-le digo.
-Y
reconozco que lo que hice estuvo mal pero tú no me apartaste e incluso querías
más-me dice pero eso último con una voz algo sensual.
-Calla-le
digo y me empiezo a poner colorada. Entonces el brazo que me rodeaba y
descansaba en mi hombro fue bajando hasta llegar a mi cintura y me empezó a
hacer cosquillas sin parar. Yo me intente apartar pero no me lo podía quitar de
encima.
-Para
Andy, esto no es justo. ¡No te he hecho nada!
-¿Y
qué?-me dice pero no se aparta de encima de mi.
-Idiota-le
digo. Y acerca su cara a la mía tanto que casi nos besamos.-A parta, que apestas
a tabaco le digo y le empujo golpeándole en el pecho pero no consigo apartarle
mucho.
-¿Ahora
no quieres un beso mío?-me pregunta acercándose cada vez a mí.
-No-le
digo. Me lo consigo quitar de encima y me siento en el sillón. Cuando le miro
me esta mirando fijamente con una sonrisa de niño malo y yo no puedo contener
devolverle la sonrisa negando con la cabeza.
-Así
esta bien-me dice.
-¿Qué
quieres decir?
-Tienes
novio y lo que acabas de hacer esta bien.
-Y
si te habría dicho que sí ¿qué habrías hecho?
-No
se ¿tú qué crees?-me pregunta levantando una ceja.
-Tú
mismo lo has dicho tengo novio así que con eso te digo todo.
Después de decirle eso dejo de mirarme y se puso a
ver la tele. Nos quedamos en silencio viendo la tele durante una hora hasta que
finalmente rompí el silencio.
-¿Puedo
pedirte algo?
-Depende
que cosa sea-me dice.
-¿Me
puedes enseñar tus colmillos?-cuando le pregunto eso me mira confuso. Se que ha
sonado un poco raro pero quiero ver
cómo son los dientes de vampiro de una manera en la que no sea yo el aperitivo.
-¿Para
qué?
-Solo
quiero verlos de cerca-le digo.
-No
creo que sea buena idea-me dice aunque unos segundos más tarde hace un gesto
con la mano en señal de quevaya.
Me acerco y me arrodillo en el sofá junto a él. Se me queda mirando durante unos
instantes pero luego baja la cabeza y cierra los ojos.-¿Por qué me haces esto?
-¿Hacerte
el qué?-le pregunto.
-Pedirme
que te muestre el monstruo que llevo dentro.
-No
eres ningún monstruo-le digo. Acerco mis manos a su cara y se la levanto para qué
me mire a los ojos. Entonces veo un pequeño destello en sus ojos que por un
momento se vuelven rojos pero
vuelven a su azul grisáceo.
-No
me digas eso, es lo que soy-me dice y me aparta la mano de su cara y coge mi
dedo posándolo en su labio inferior para que pueda tocar su colmillo. Es largo
y afilado justo cuando lo toco sin querer me lo clavo y una pequeña gota de mi
sangre cae en su labio justo cuando se aleja.-No te tenía que haber dejado
hacer esto, ¿te duele?-me dice relamiendo su labio evitando mirarme a los ojos.
-Estoy
bien tranquilo-le digo.
-Tú
sangre…-entonces se frota la sien con la mano y me mira-Será mejor que nos
vayamos a dormir.
-¿Cómo
te ha sabido?-le pregunto.
-Yo
no…-me mira y tiene los ojos rojos se acerca y me coge el dedo y lo acerca a su
boca y le da un beso. Como si fuera por arte de magia la herida desapareció y solo
quedo la sangre seca.
-¿Cómo
has hecho eso?-le pregunto asombrada.
-Sólo
era una pequeña herida y te la cure. Por si no te has dado cuenta los vampiros
tienen poderes. Cómo has podido era Jack puede transformarse en otras personas y
yo puedo curar sin utilizar mi sangre-me dice con total tranquilidad.
-Vaya
es asombroso. Entonces cuando me caí y me corte ¿me podías haber curado?
-Sí,
pero no lo hice porque si no te habrías dado cuenta de lo que era. Pero Jessica
te la curo con su sangre.
-Por
eso el zumo que me dio me sabia tan bien-digo confusa.
-Sí.
-Entonces
cada vez que me haga daño acudiré a ti Doctor Miller-le digo guiñándole un ojo.
-Esta
bien. Pero que te quede una cosa clara. No pienso volver a dejarte hacer eso, podía
haber acabado la cosa mal.
-¿Cómo
de mal? Te habrías lanzado encima de mí y me habrías mordido-le digo dándole un
puñetazo en el brazo.
-Puede
ser-me dice poniendo cara de pensativo y se levanta.
-¿A
dónde vas?-le pregunto.
-A
dormir-me dice. Entonces me pongo de pie en el sofá y se me queda mirando.-¿Qué
haces?
-Nada,
tú date la vuelta-le digo y sin poner pegas se da la vuelta y me echo encima de
él.
-Veo
que quieres jugar-me dice agarrandome de las piernas para estar bien sujeta.
-A partir de ahora no me importa si cargas conmigo
como se que para ti cargar conmigo no
te supone ningún esfuerzo-le digo. Y empieza a brincar de un sitió a otro por
toda la casa sin parar. No parábamos
de reírnos, era como si fuéramos unos crios. Subió todas las escaleras en dos saltos. Era increíble.
-Bueno
señorita debo decirte que el trayecto ya se ha acabado y hemos llegado a la estación puede
bajar-me dice dejándome en la
cama.-Espero que el viaje le haya sido lo más confortable posible.
-Sí
lo ha sido y me gustaría repetirlo-le digo y me tumbo en la cama. Justo
entonces se tira en la cama y se estira. Estamos tumbados a la misma altura y
gira la cabeza y se me queda mirando a los ojos.
-No
vas a dormir aquí conmigo-me dice.
-¿Por
qué? No sería la primera vez que dormimos juntos-le digo.
-¿Ahora
que sabes lo que soy no tienes miedo?
-No-le
digo y empiezo a golpearle con un cojín pero lamentablemente me lo quita y lo
tira al suelo.
-No
seas mala- cuando me dice eso le saco la lengua y apago la luz. Me quito los
zapatos y el pantalón (llevaba una
camiseta larga así que no se me vio nada) Y me meto entre las sabanas.
-Buenas
noches-le digo.
-Pero
que… Mira que eres cabezona-dice intentando destaparme pero como ve que no lo
consigue se mete y me empieza a hacer cosquillas sin parar.
Tras ser torturada durante un buen rato consigo
cogerle las manos y se las agarro. Se que se esta dejando coger porque podría
soltarse en un momento porque tiene mucha fuerza. Me pongo encima de él sin
soltar sus manos y le doy un beso en la mejilla dándole las buenas noches.
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